LA OBRA DE VIDA DEL ESPÍRITU SANTO
- Pastor Iván Elí García Díaz
- 2 abr 2017
- 3 Min. de lectura

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo”.
(S. Mateo 1:18)
1. El Espíritu Santo hizo posible la concepción del Salvador del mundo.
Jesús fue concebido, es decir, fue formado en el vientre de María, no por la forma natural, en la que todos los seres humanos nacemos, sino por el Espíritu Santo. Quien dió forma al cuerpo de Jesús desde el vientre fue el Espíritu Santo. Así que Él estuvo presente en el inicio de la actividad salvífica de Cristo.
Versículos más adelante observamos a José, reflexionando sobre la situación. Y es ahí donde el Señor le habla. Aquellos que reflexionan antes de actuar, tienen mayor posibilidad de hacer las cosas bien, pero quienes actúan sin pensar irán al fracaso.
En José podemos ver cuatro cualidades admirables:
Principios inflexibles.
Discreción y sensibilidad.
Disponibilidad ante Dios.
Autodisciplina.
“Quizá José pensó que tenía solamente dos opciones: divorciarse de María silenciosamente o dejar que la apedrearan. Pero Dios tenía una tercera opción: que José se casara con ella (1.20-23). A José no se le ocurrió. Pero Dios, a menudo, nos muestra que tenemos más opciones de las que pensamos. A pesar de que parecía sensato que José rompiera el noviazgo, Dios lo llevó a tomar la mejor decisión. Cuando nuestras decisiones afectan la vida de otros, siempre debemos apelar a la sabiduría de Dios”.
El Espíritu Santo, hizo posible el nacimiento de Jesús, y al mismo tiempo es el único que puede hacer posible que el pecador, nazca de nuevo. Juan 3:5.
Solo el Espíritu Santo de Dios puede darnos un nuevo comienzo. A la imagen de Jesucristo el Señor, Él formó al Hijo de Dios, también puede formarnos a nosotros a la semejanza de Cristo. ¡Aleluya!
Solo el Espíritu Santo puede iniciarnos en el caminar espiritual. Lo que es nacido de la carne… pero lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es. Juan 3.6,8. Sin su ayuda, no es posible vivir en el evangelio.
2. El Espíritu Santo es capacitador por excelencia.
“Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. (Isaías 11:2)
Isaías profetizó que el Espíritu Santo reposaría sobre el Mesías, y ésto traería como consecuencia, espíritu de sabiduría, y de inteligencia, espíritu de consejo, y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová…
“Judá (del linaje real de David) la cortarían como un árbol reducido al tronco. Sin embargo, a partir de ese tronco surgiría un vástago: el Mesías. Sería más grande que el árbol original y llevaría mucho más fruto. El Mesías es el cumplimiento de la promesa de Dios, de que un descendiente de David gobernaría para siempre (2Sa 7:16)”.
Los dones gloriosos del Espíritu Santo, se vieron presentes en Jesús, y es que no solo fue concebido por el Espíritu Santo, sino que fue lleno del Espíritu Santo, Lucas 4:1. La llenura del Espíritu de Dios sobre Jesús no fue igual a la del resto de los hombres, ya que de Él dicen las Escrituras que: Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, (Colosenses 2:9).
El Espíritu Santo Guió a Jesús al desierto: Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto (S. Lucas 4:1)
Fue resucitado por el Espíritu: Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; (1 Pedro 3:18)
El Espíritu de Cristo, estuvo presente toda la obra de Cristo, y ahóra mismo sigue presente en el mundo. Guiando a la Iglesia, estableciendo la voluntad perfecta de Dios, en los hijos del Rey.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (S.Juan 14:26)
Llamado:
Acerquémonos pues con confianza, pidamos a Dios que nos llene de su Espíritu Santo, para que toda nuestra vida esté lleno de vida, ya que el Espíritu Santo es como: un rio de agua viva, que sacia la sed, y satura nuestro interior.
“37En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.38El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.39Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”. (S.Juan 7:37-39)
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